25/01/2007

CONTINUAN LAS VIOLACIONES POR PARTE DEL ESTADO BELGA

El pasado lunes 22 de enero en las horas de la tarde, el compañero Victor, uno de los ocupantes ecuatorianos de la iglesia de saint alene en Bruselas, fue victima de las macabras politicas del ministerio de extrangeria belga.

al salir de su trabajo, miembros del ejecutivo belga"azulejos"enviados por la oficina de extrangeria lo interceptaron y lo detubieron, argumentando un control de personal.

En este momento Victor se encuentra prisionero en uno de estos famosos "centre fermé"(centros cerrados)en la ciudad de Brujas.

Esta prision para indocumentados,existe desde el año 1994 en el lugar donde antiguamente existia una carcel para mujeres.Este vetusto lugar construido tristemente en ladrillo rojo y con largas barreras de alambre, esta dividido en tres alas, dos de las cuales albergan a los hombres y el ala restante a las mujeres. Ninguno de ellos tiene forma alguna de comunicacion dentro del edifico, pues mismo si son familiares o conforman una pareja, no existe la posibilidad de que hombres y mujeres se encuentren, teniendo horarios diferentes durante el dia , mismo la hora de comer. Aparentemente este lugar tiene cabida para 112 personas, pero en este momento se desconoce si un numero mas grande de detenidos se encuentran alli. Los detenidos duermen asinados en habitaciones que albergan 20 personas, y que durante la noche son cerradas con doble vuelta de llave, ademas de la oscuridad del resinto, los "prisioneros"solo tienen derecho a tomar dos duchas por semana,y por supuesto en este lugar no existe el agua caliente.

Demonos cuenta de como funciona esta maquinaria represora y fascista, en donde el terrorismo psicologico del estado, intenta fragilisar y quebrantar cada dia mas la voluntad de estas personas para asi obligarlas a abandonar el pais junto con sus familias.

Estas violaciones ya no pueden continuar

salgamos este sabado 27 y unamonos a la manifestacion en Saint Gilles, por la regularisacion,por la liberacion deVictor y de todos los sin papeles detenidos injustamente.

"Estamos en pie de lucha Victor"
Nico.

23/01/2007

Entre la lucha por la sobrevivencia y la lucha por la regularización: movimiento de ecuatorianos/as sin papeles en Bélgica


[Angélica López / Cooperante GARR]


Jackeline llegó a Bélgica, como muchos hombres y mujeres de su país y de tantos otros países menos desarrollados en el mundo, buscando el sueño de una vida más digna en Europa y escapando de la pobreza creciente que cada vez agobiaba más a su familia en Ecuador. Ella logró no sólo llegar sino también y tras muchos esfuerzos, reunir a su familia en Bruselas, su esposo y su hija, con quienes vive en esta ciudad desde hace 8 años. Sin embargo, la vida para Jackeline y su familia en Bélgica no ha sido propiamente el cumplimiento de ese sueño que alguna vez construyó; muy por el contrario ha sido una vida de trabajo clandestino y mal pagado, de difícil integración en la sociedad belga, sus costumbres y su idioma, una vida apurada por el miedo permanente de caer en manos de alguna autoridad sin ser en absoluto una delincuente, una vida llena de derechos limitados. Y todo eso por una razón particular: el hecho de ser una inmigrante sin papeles.Como Jackeline podríamos hablar de Antonio, María, Luis y tantos otros hombres y mujeres, ecuatorianos y ecuatorianas, que se encuentran viviendo en Bélgica en situación de irregularidad desde hace ya años. La mayoría de ellos llegaron a Bélgica antes del 2002, año en que debido a la creciente llegada de personas provenientes del Ecuador que entraban como turistas y se quedaban en Europa, la Comunidad Europea comenzó a exigir el visado shengen a los ciudadanos/as de dicho país para ingresar al territorio de cualquiera de los países miembros de la Comunidad. Desde entonces ninguno de aquellos que decidieron quedarse irregularmente y que todavía siguen aquí, ha podido o a querido volver a casa porque simplemente no podrían volver a entrar en Europa: personas que llevan años sin ver a sus madres, padres, esposos/as o hijos.Todos y todas comparten los mismos miedos ante posibles redadas de la policía, o ante el hecho de ser abordados en la calle para presentar sus papeles, todos y todas quieren trabajar legalmente y poder sostener a sus familias sin afanes aquí o allá (en Ecuador), todos y todas quieren que sus hijos al salir de la escuela puedan continuar sus estudios superiores y trabajar, es por eso que todos y todas siguen con atención las noticias en la televisión esperando, algunos con más y otros con menos esperanza, el anhelado anuncio de una resolución gubernamental que les permitirá por fin acceder a la regularización. Pero el anuncio no llega, nunca ha llegado. Los ecuatorianos sin papeles llevan meses esperando, anhelando y temiendo...Acciones en busca de reconocimiento…Por ello, era necesario pasar de la espera a la acción, buscar maneras de hacer presión para encontrar las respuestas que necesitan, las que les permitirán un día ejercer libremente y legalmente todos sus derechos fundamentales actualmente tan limitados en el país de acogida, como un día lo fueron en su propio país de origen,. Por esta razón, desde el mes de abril de 2006, se convirtieron en parte de una especie de “movimiento de los ocupantes”. Este movimiento, sin existir de manera formal, se caracteriza por acciones de ocupación de iglesias y otras edificaciones públicas que desde hace algún tiempo grupos de inmigrantes irregulares de diferentes nacionalidades han venido desarrollando en Bruselas para hacerse visibles ante el estado y la sociedad belgas y pedir con ello su regularización.El grupo de ecuatorianos sin papeles se unió inicialmente a este movimiento ocupando, el 24 de abril de 2006, la iglesia de la municipalidad de Anderlecth junto con grupos de inmigrantes de muchas otras nacionalidades, no sólo latinoamericanos sino también provenientes de países del África, llegando a ser en algún momento unos 700 ocupantes concentrados que pasaban los días y las noches en el lugar.Posteriormente los ecuatorianos, buscando una atención particularizada a su caso pero también por las dificultades de convivencia que una mezcla tan multicultural y masiva de personas pueda seguramente causar, decidieron trasladarse hacia la Iglesia de Saint Alene, en Saint Gilles, un barrio de Bruselas caracterizado por una fuerte presencia de inmigrantes latinoamericanos y donde todavía se encuentran actualmente. Llegaron a ocupar la iglesia con la misma intencionalidad básica: la visibilidad y la presión como grupo inmigrante en Bélgica que aboga pacíficamente por la regularización de su estatus migratorio en el país. A la llegada a Saint Alene se hizo una primera lista con la firma de 180 personas; sin embargo, poco a poco y después de 6 meses muchos y muchas se han cansado de luchar y de esperar y se han ido; han vuelto a la clandestinidad o han migrado nuevamente hacia países como España que al parecer cuenta con políticas más favorables para la regularización de los inmigrantes. Actualmente apenas unas 35 personas siguen siendo parte activa de la lista en Saint Alene permaneciendo a la espera de que “se le remueva la conciencia al ministro” y por fin les den a todos el permiso de residencia y de trabajo en el país. Ya no permanecen día y noche en la iglesia, sino que entre todos se turnan para pasar una determinada cantidad de horas a la semana en el lugar, lo cual les permite seguir trabajando y “buscándose la vida”. Sin embargo, dicen, “no es fácil mantenerse y tampoco parece haber muchas esperanzas”. La posición gubernamentalSegún Marie Nagy, diputada del Partido Ecologista Belga (Partido Verde) que apoya el movimiento y las demandas de los sin papeles, “la política actual del gobierno belga es de no dar papeles y de restringir cada vez más la entrada de extranjeros en Bélgica”. Según explica la diputada, dentro de la ley Belga existen 2 posibilidades para un extranjero regularizar su situación en el país, ambas cada vez más remotas: la solicitud de asilo político, que es aplicado por el gobierno belga de manera muy estrecha, y la apelación al articulo 9.3 de la ley 80, que permite a la oficina de extranjeros tomar decisiones sobre regularización “por razones humanitarias”; no obstante, un 80% de los casos que apelan a dicha ley son denegados. A principios de 2006, la UDEP (Unión Nacional de Defensa de los sin Papeles) realizó diversas acciones tendientes a generar un movimiento en el parlamento para una ley de regularización más justa, con criterios objetivos y claros para dar el permiso de residencia en el país a los inmigrantes (por ejemplo por tiempo de estadía acumulada, hijos escolarizados, entre otros). Sin embargo no se logró una mayoría y la iniciativa se cayó, con lo que ahora el combate debe volver a empezar desde cero y a luchar con la oposición del partido flamenco de ideología bastante conservadora y que se manifiesta fuertemente en desacuerdo con una ley de regularización demasiado laxa. Entre la esperanza y la incertidumbreMientras las cosas terminan de decidirse en el parlamento, en las calles de Bruselas las detenciones a personas sin papeles continúan. Una cantidad considerable de estas personas van a parar a los que han sido llamados “centres fermées” (centros cerrados), lugares comparables con prisiones en los que hombres, mujeres y niños/as migrantes llegados allí por diferentes razones y en diferentes circunstancias, esperan la decisión de ser expulsados del territorio belga y sufren constantes abusos a sus derechos fundamentales como seres humanos, derechos que nada tienen que ver con el estatus legal de una persona en el territorio de un país. (Malos tratos de parte de los guardianes, personas que son encerradas en calabozos injustificadamente, casos psiquiátricos no atendidos debidamente…) Entre tanto, los ecuatorianos sin papeles siguen allí, resistiendo y alentándose unos a otros, generando acciones internas y externas de solidaridad y buscando mayores soportes que les ayuden a ser más fuertes en su lucha. Desgraciadamente han comprobado que en momentos difíciles aquellos a quienes ellos consideraban sus aliados les han cerrado las puertas. Es el caso de las representaciones diplomáticas del Ecuador en Bélgica, que hasta el momento han mantenido los oídos sordos ante los llamados de auxilio de los sin papeles. Al parecer sería un riesgo político demasiado alto defender a sus ciudadanos en dicho país, independientemente del estatus que tengan, comparado con las ventajas que los acuerdos de cooperación entre los dos gobiernos puedan arrojar. Una más de las malévolas paradojas de la mundialización. Afortunadamente, hasta el momento los y las ecuatorianos/as han contado con el apoyo del Párroco de la iglesia, quien les ha acompañado en su lucha todos estos meses. También han contado con el apoyo de la Casa Latinoamérica, organización sin ánimo de lucro que les ha prestado soporte logístico y en algunas ocasiones, financiero. Igualmente cuentan con la ayuda de personas voluntarias que les acompañan y asesoran, como algunos estudiantes universitarios también latinoamericanos que se han solidarizado y comprometido con su causa. Estos apoyos constituyen un pilar que ayuda al grupo a seguir resistiendo, luchando y esperando. Así, los días siguen pasando para Jackeline, Antonio, María, Luís y los demás; entre la lucha por la sobrevivencia y la lucha por la regularización. En sus caras se ve la fuerza y en sus miradas, un leve brillo que demuestra que a pesar de las constantes adversidades, el sueño por una vida más digna para ellos y sus familias no se ha muerto: es ahí donde se esconde el aceite que engrasa el motor de sus esperanzas.

[Artículo escrito por: Angélica Rocío López Granada, cooperante de la ONG belga Volens – Itinerans, en el marco del encuentro de cooperantes sur – sur realizado en Bruselas -Bélgica del 20 de noviembre al 2 de diciembre de 2006]

Si usted desea contactarse con el grupo de los ecuatorianos sin papeles de Saint Alene o bien ofrecer algún tipo de apoyo, diríjase a: eglisesaintalene@hotmail.com , Avenue de villas 47 – 1060 Saint Gilles, Bruselas.

22/01/2007

EL PRONTUARIO DE MANCUSO

Agencia Prensa Rural


El jefe paramilitar Salvatore Mancuso, quien se desempeñara como "comandante militar" de las AUC, continuó su comparecencia ante la justicia. Su "versión libre" había iniciado en Medellín en diciembre pasado, en dos jornadas en las que se dedicó a justificar la actividad paramilitar con un retórico discurso que no estuvo exento de lágrimas.Continuó la "versión libre"Los pasados lunes 15 y martes 16 de enero, esta vez sin lágrimas en su rostro y por el contrario con frialdad y una sonrisa macabra, Mancuso continuó su testimonio, en el que se empezaron a vislumbrar los principales crímenes del paramilitarismo en los años recientes, reconociendo su responsabilidad por el asesinato de 336 personas. Sin embargo, el líder paramilitar ha acudido a tres estrategias en su testimonio a la hora de esclarecer algunos crímenes y responsabilidades: una es la de darle todos los "créditos" al difunto Carlos Castaño, afirmando que él era "el único que sabía"; otra estrategia es la inculpar por paramilitarismo a mandos del ejército y la policía que ya están muertos (como el coronel Danilo González, de la Policía Nacional), pero no así a los responsables de múltiples crímenes que siguen activos o, en el mejor de los casos, que gozan de "justificado retiro"; la tercera estrategia, menos ingeniosa, es la de sostener que "de eso no me acuerdo".Mancuso fue el encargado de liderar el despliegue de su organización criminal por todo el norte del país, y de conformar un corredor que comunicara a Córdoba y Urabá, los bastiones de los paracos, con Norte de Santander y la frontera con Venezuela, pasando por el Sur de Bolívar. Es así que desató a partir de 1998 y 1999 una sangrienta ofensiva en el Catatumbo y la Serranía de San Lucas, que implicó también el sabotaje al establecimiento de la zona de encuentro para un proceso de paz con el ELN en esta región del Magdalena Medio.Mancuso, Norte de Santander y el CatatumboSu paso por el Catatumbo se inició con la masacre de La Gabarra en 1999, cuando fueron asesinadas alrededor de 35 personas. Según la Fundación Progresar [1], las AUC son responsables de 5.200 crímenes cometidos entre 1999 y 2004 en el área metropolitana de Cúcuta y 11.200 en otras zonas del departamento Norte de Santander (principalmente en la región del Catatumbo), así como del desplazamiento forzado de cerca de cien mil personas.Mancuso declaró que en Norte de Santander las AUC actuaban en estrecha relación con la fuerza pública y con funcionarios de las administraciones locales y departamentales. En lo que llamó una "nómina paralela", las AUC pagaban mil millones de pesos mensuales a funcionarios públicos y autoridades por su colaboración con el Bloque Catatumbo, estructura paramilitar bajo su mando. Una de esas funcionarias de la "nómina paralela" fue la entonces directora de Fiscalía de Cúcuta, Ana María Flórez, quien señalaba ante las AUC a funcionarios que para ella eran auxiliadores de la guerrilla. Varios de ellos fueron asesinados por los paracos. Flórez era esposa de un comandante paramilitar conocido como 'El Gato', de quien se dijo apoyó al actual alcalde de Cúcuta, Ramiro Suárez.Las masacres de El Aro y de El SaladoOtro de los crímenes que está en el prontuario de Mancuso, y por el que ya tiene condena, es la masacre de El Aro, en Ituango (Antioquia), en la cual, en octubre de 1997, en colaboración con la Cuarta Brigada del Ejército Nacional, los paramilitares torturaron y asesinaron a 19 personas. También quemaron el pueblo y desplazaron a más de mil pobladores indefensos. Por estos hechos, la Corte Interamericana condenó al estado colombiano en sentencia emitida el 1 de julio de 2006 (se puede descargar en formato pdf en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_148_esp.pdf). En ésa época, el gobernador de Antioquia, y por tanto responsable político de la masacre, era Álvaro Uribe Vélez.Así mismo, Mancuso reconoció ser responsable de la masacre de El Salado (corregimiento de Carmen de Bolívar, en los Montes de María) ocurrida el 16 de febrero de 2000. En esa oportunidad, los paramilitares del Bloque Norte asesinaron con motosierras y machetes, y remataron con tiros de gracia a 38 campesinos. Los paramilitares que efectuaron la masacre violaron mujeres, apalearon ancianos, quemaron casas y "jugaron fútbol" con las cabezas de sus víctimas, mientras el vallenato retumbaba en las calles [2].Otros de los casos confesados por el jefe paramilitar son: el atentado perpetrado contra Wilson Borja, congresista de oposición, en el 2000; el asesinato ese mismo año del líder sindical Aury Sará Marrugo, directivo de la Unión Sindical Obrera en Cartagena; también en el 2000 el asesinato del ex alcalde de Cúcuta, Pauselino Camargo; la desaparición y muerte de Kimy Pernía, líder indígena que encabezaba la oposición a la construcción de la represa de Urrá en sus territorios ancestrales, en el 2001; y el asesinato en el 2003 de Tirso Vélez, ex alcalde de Tibú por la Unión Patriótica y candidato a la gobernación de Norte de Santander, quien al momento de su muerte lideraba las encuestas de opinión y contaba con una gran popularidad.

La comparecencia de Mancuso continuará el próximo 25 de enero.